“No vivimos en una casa embrujada sino en una casa que hay que limpiar y mantener en orden”, dice Matías Moscardi al inicio de este diario. Pero… ¿será así? Lo que comienza como un registro de la vida doméstica en su aspecto más dolorosamente material -tenemos un cuerpo, tenemos una casa, vivimos rodeados de objetos, y lo que todos ellos tienen en común es que, una y otra vez, se ensucian- de pronto se transforma: hay ruidos extraños en la casa. Es el principio de todo relato de terror.
Frente a la posibilidad de una amenaza, de criaturas asquerosas que invadan el hogar y contaminen todo a su paso, Moscardi hace lo que haría cualquier escritor: recurre a su biblioteca. Los diarios de Kafka, Sylvia Plath, Patricia Highsmith, textos de Salvador Benesdra, Derrida, Henry Miller, Capote, Lacan, se van conectando a través de un hilo sutil pero contundente: a todos les preocupa la mugre. Y se hace preguntas, muchas preguntas: ¿escribir es limpiar o ensuciar? ¿Qué se hace en el caso de tener ratones? ¿Hay que mudarse? ¿Las pelusas son como fantasmas? ¿Qué quiere decir “higiene”? Empieza como un diario pero, por obra y gracia de una escritura capaz de orquestar la vida cotidiana, la literatura y la filosofía y hacer que bailen como en una película de Disney, termina tratándose de nuestra precariedad en el mundo, y de los pequeños rituales que realizamos para que, de vez en cuando, todo brille.
Marina Yuszczuk