Las palabras abandonan el oscuro presagio de lo que está por salir, revisten de toda gravedad, nos mudan de cuerpos y nos acordamos. por fin, del misterio. La poética de Marcelo Schapces es volar, con los dientes apretados.
Diego Capusotto
Que la furia del amor compañero nos siga / tendiendo trampas de futura dice Schapces al final. Que es el principio. en términos de escritura. Pero podrían estos versos caer de canto o parados en el intervalo de la película de Scola que se proyecta paginas atrás, o entre los que hacen señas tardías a un Gelman de salida y distraído de sí, no de nosotros. Esos últimos versos que penden. colgados del libro como del alambre perplejo de los años. son como ropa intima tendida en el aire limpio y conmovido de un patio compartido. una terraza abierta a la tormenta de la Historia. Una fila de palabras —furia, amor, compañero, trampas y futuro- que no marchan ni destilan. Flamean, esas pilchas tan usadas. Bailan nuevas. Y hay un nosotros tácito para que se lo ponga quien reconozca el talle, la textura de la trama, el corte que soslaya la moda. los colores firmes pese a todo. Gracias por eso.
Juan Sasturain
Se recomienda entrar a este libro como se entra a una casa ajena en medio de un bosque amado. Revisar anaqueles, cajones y estantes jugando a encontrar los nombres ocultos. descubrir a Miles Davis, Lugones, Lovecraft. Borges, Ettore Scola, Aylan, Horacio González, Gelman, Dios, Blake, Goya .. y todo el resto. Desandar ocho años en baldosas de poemas y seguir los hilos que los unen, los abrazan y los vuelven nuestros. Sentirse como en casa, aunque sea casa ajena. Amar al poeta. Servirse otra copa. Y volver a empezar.
Luciano Saracino