“El tiempo, casi agotado, lentificado, lo suficiente como para retratarlo a cada momento”. Así Giselle escribe como si te susurrara al oído y de pronto sorprende con un grito. Deja suspendido en el aire un eco que el lector completa con todo aquello que lo convoca.
Personajes que giran en círculos, siempre a un paso del precipicio emocional. Seres impalpables que se vuelve materia cuando Giselle los narra con su voz potente y poética.
— Flor Canosa.