“La poesía trabaja sobre el se-gundo asombro; el primero, per-tenece al lector, que puede ser el propio escritor. Desembara-zado de todo posible efecto emo-cional, sucede el hecho poéti-co, o no. Trabajo + instalación de la emoción. Creer que esas cajitas de García Vega o de Cor-nell pasado por Simic no son un hecho artístico en sí mismo, sino parte de un artefacto es-tético anterior a la escritura, que se vuelve pasmo, impresión, después extrañeza.”
Mario Arteca.




