“extranjera / una ciudad que huela a auto nuevo/con el tapizado aún forrado en plástico / sin el olor a mate cocido del recreo largo / ni kioscos con guirnaldas de mielcitas /sin la plaza en la que estrené patines / ninguna calle en la que haya fumado / el primer cigarrillo / una ciudad / en la que todas las puertas sean puertas de nadie”.
“anfitriona / la liguria es estrecha / me dijo/mientras hacía un gesto/con los codos/como si se hubiera puesto / una camisa un talle más chico / y estuviera probando / que los botones resistieran.
semicircular y en pendiente / la liguria toda es un teatro /que mira al mar/le digo”.
Un ángulo, un intercambio, una sensación. Algunos poemas funcionan como fotos, como instantes filtrados a través de una escritura que deja entrever una mirada del mundo. Como escribió Pizarnik, “una mirada desde la alcantarilla / puede ser una visión del mundo”.
Clara Arias mira, recorre, busca, se deja îlevar por la voz y el ritmo de sus poemas, que aportan su cuota de belleza.




