Desde el inicio el autor planta el dilema de toda sociedad contemporánea: la propiedad como problema.
-Dicen que los dueños de este diario andan con ganas de quedarse con unas tierras de una escuela agrotécnica…
-St, algo escuché contestó José, mientras se rascaba la barba apenas crecida.
Pregunta Camilo Fink y contesta José, para estampar la escena de riesgo del trabajo asalariado siempre pen-diendo de decisiones jerárquicas y arbitrarias ajenas a José y a sus compañeros de redacción, impresión, fotografía y distribución, cuatro funciones sin las cuales ni el diario ni el dueño del diario existirían.
La historia menuda y la trama construida por Mario Daniel Villagra, le permite hacer transitar a lectores y lectoras por escenarios contemporáneos, como la presencia dominante de la inestabilidad laboral en la economía urbana; la dominación imponente de la agro-industria neoliberal concentrada, regida por las leyes de un mercado mundial que determina el curso de las frágiles vidas del mercado nacional, sus ciudades y sobre todo la fuente de su riqueza: la vida rural donde un maestro y un periodista sobreviven como pueden en los vapores somnolientos de los bares del pueblo.
Modesto Emilio Guerrero