Si históricamente en los bailes populares censurados las protagonistas eran las caderas; más recientemente el foco de interés se fue desplazando al movimiento y sacudimiento glúteo. Y el trasero; la cola; el culo ¿las partes bajas del cuerpo en el léxico bajtiniano de lo popular¿ se fue imponiendo como un signo cultural y político en disputa; atravesado por miradas; debates y experiencias. Modos de bailar de alta densidad erótica como el perreo y el twerking y músicas como la cumbia; el reggaetón; el trap o el electro pop son vistas por muchos como sexistas y degradantes para las mujeres. Sin embargo; en estos años también ganaron visibilidad y aceptación otras miradas impulsadas por artistas que reivindican estas prácticas como formas de reapropiación del goce y la autonomía de los cuerpos. El baile fue tomado por los discursos feministas como un recurso para reivindicar la soberanía sexual; generando un acercamiento novedoso entre las reivindicaciones políticas de género y la exhibición erótica de las mujeres en el ámbito musical. Este libro propone un recorrido por las músicas panlatinas de origen popular y ascenso masivo y su sincronización con el movimiento Ni Una Menos y las luchas por los derechos de género; desde una perspectiva de crítica cultural feminista. ¿Mi culo es mío¿ parafrasea la consigna de los años sesenta ¿Mi cuerpo es mío¿; que en la lucha contra la violencia machista y por el derecho al aborto legal cobró vigencia nuevamente; resituando discusiones y posiciones del feminismo respecto a la libertad sexual pública expresada en y con la música
Mi culo es mío. Mujeres que bailan como se les canta. Mercedes Liska
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