TODO DIEGO ES POLÍTICO no es un libro sobre fútbol ni tiene ansias biográficas, está lejos de querer responder o resolver lecturas ajenas sobre Diego Armando Maradona. Más bien, es una invitación a relamerse en el signo abierto, a entregarse a las contradicciones, a morder el fruto.
Los textos que lo componen —diez ensayos en la edición digital (2020), once en la edición física (2021)— sostienen la tensión entre los guiños divinos y los anclajes terrenales para exaltar lo innegable: nadie es indiferente al Diez y esa no indiferencia revela todo lo indecible, lo tabú, lo estructural, justo ahí donde se revierten los órdenes impuestos. Como un destino inevitable, Todo Diego es político replica el caos de esa reversión, se excede entre el Verbo y la carne, irrumpe en el banquete de los dioses y baila sobre la mesa al ritmo de la cumbia. Su pulsión celebratoria no tarda en desembocar en un aquelarre maradoniano. Para entrar acá no hay que abandonar la esperanza, alcanza con abandonar las caretas y hundirse en el barro.
Todos invitados. El fuego ya está encendido.