Una nube viene es una novela que siembra pistas _constantemente. Pero ese enigma no se percibe hasta que las piezas comienzan a encajar y es allícuando se descubre que todo el tiempo la narración nos susurra algo, algo que no se puede decir o que no encuentra el modo de decir. Por eso el gran des-pliegue narrativo de Manuel Alvarez es hacer de la famosa tesis de Piglia, esa que oculta una historia mientras te cuenta otra, un mecanismo de relojeria. Nada es inocente y en ese “Digamoste ahora Fuen-zalida del comienzo está todo cifrado. Diría, en ese ahora. La novela se teje en dos tiempos, se entrelaza con firmeza sobre una fisura, sobre una frontera. Y la mejor frontera, geográfica, para mostrar ese abismo posible es la cordillera de los Andes. De un lado y de otro. En un tiempo (el gran terremoto de Chillán de 1939) y en otro (Las cuevas, Mendoza, 1965). Asi avanza la trama, así se produce el efecto en donde los dos personajes principales, Fuenzalida y Zinder, juegan como ilusionistas a sostener sus trucos.